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Los ‘trucos’ inmobiliarios de los papás para conseguir plaza para su hijo en el colegio deseado

Publicado por Jordi Esteban en 24 abril, 2017
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Para muchas familias ha llegado la hora de estrenar colegio. Y para conseguir la plaza en el centro educativo deseado, muchos padres están dispuestos a hacer lo que sea. Empadronar a los hijos en la casa de familiares o amigos, alquilar un piso en el distrito donde se ubica la escuela, o incluso una habitación por unos meses, son solo algunos de los ‘trucos’ utilizados. Si se demuestra el engaño, los papás se arriesgan a perder la plaza conseguida.

«Alquilo piso en XXXX (…), muy cerca del colegio XXXX. Lo alquilo de abril a julio, con posibilidad de ampliar el plazo«. Otro ejemplo: «Alquilo habitación por meses. La vivienda se encuentra en el distrito XXXX, donde se ubican varios colegios«. Así se presentan algunos de los anuncios que aparecen en las inmobiliarias, portales de Internet, whatsapps y sms que circulan justo en la época en la que se abre el plazo ordinario de admisión de alumnos en los colegios y centros educativos para la educación infantil, primaria, ESO y Bachillerato.

Y aunque no lo parezca, escoger el centro educativo es una decisión muy importante para muchos padres. ¿Qué elegir? ¿Público o concertado/privado? ¿Laico o religioso? ¿Bilingüe o no? ¿Jornada continua o partida? ¿Con comedor propio o catering? ¿Cuenta con actividades extraescolares? O simplemente, elegir el que está más cerca de casa.

Esta y otras muchas cuestiones, algunas realmente bizarras por parte de los padres, son las que los progenitores se plantean año a año, sobre todo aquellos que estrenan la educación de sus hijos.

Conseguir la plaza en el colegio deseado puede ser tan complicado, por la demanda de niños pese a las 25-50 plazas que suelen sacar los centros, que algunos padres tratan de conseguir la máxima puntuación posible a través de alguna treta o truco inmobiliario con el lugar de residencia de su hijo o hijos, para lograr un punto adicional por vivir en el mismo distrito del centro educativo.

Porque, mientras en la mayoría del país la cercanía al colegio prima sobre cualquier otro condicionante, cada vez más comunidades optan por crear un distrito único, por el que vivas donde vivas puedes optar a cualquier centro educativo de la ciudad o municipio sin importar tu lugar de residencia.

Sin embargo, pese a esta libertad de elección de centro escolar, hecha la ley, hecha la trampa. En la Comunidad de Madrid, por ejemplo, donde el distrito único ya lleva implantada desde 2013, los puntos por proximidad siguen siendo clave para poder optar a una plaza.

De la base de que todo futuro alumno tiene 2 puntos por la zona única, hay varios factores que marcan la diferencia para lograr un punto adicional, entre ellas ser familia numerosa o residir en el distrito o municipio donde se ubica el centro elegido, entre otras.

Para lograr ese punto adicional por la residencia, algunas familias son capaces de empadronar a sus hijos en la casa de los abuelos, tíos o incluso de algún amigo, si viven en la misma zona donde está el colegio. Otros, son capaces de alquilar un piso por meses o incluso una habitación para irse a vivir de forma ficticia con el único fin de conseguir el empadronamiento en la zona de influencia del colegio.

La clave es contar con el contrato de arrendamiento vigente a la hora de hacer la solicitud de la plaza en el centro educativo. La dirección del colegio acude a los registros y nunca cuestiona si la residencia del menor es la habitual con sus padres. Si el Ayuntamiento en cuestión ha dado el visto bueno al padrón, todo el procedimiento sigue su curso.

Otra vuelta de tuerca a la ‘pugna’ por entrar a los colegios es lograr también el punto adicional que se reservan todos los centros. Por lo general, ese punto adicional es para aquellos niños que tengan un familiar como antiguo alumno, o que pertenezcan a una asociación determinada. Pero algunos colegios, no tan antiguos, dan el punto adicional si el lugar de residencia está dentro del mismo código postal del centro.

Qué dicen los ayuntamientos

Cada Consistorio municipal cuenta con sus propias normativas a la hora de establecer cómo inscribirse en el padrón. Por lo general hay que acreditar la documentación sobre la identidad, la representación de la potestad de los menores y los datos que certifican el uso de la vivienda.

En Madrid capital, por ejemplo, si eres propietario, con el registro de la propiedad, o una factura de la compañía de telefonía fija, agua, electricidad o gas dentro del año anterior a la fecha de la solicitud, donde figure la dirección y el nombre y apellidos del titular del suministro es suficiente. En el caso de alquiler, hay que presentar el contrato de arrendamiento en vigor. Si el contrato está prorrogado, se debe acompañar del último recibo del pago del alquiler.

Para aquellas personas que no aparezcan en los documentos anteriormente citados y quieran empadronarse, junto a su hijo, deben contar con la autorización del propietario del inmueble o con la persona que disponga de un documento que acredite la ocupación efectiva de la vivienda.

Para el caso de los pequeños: “ Los menores de edad no emancipados deben figurar empadronados en el domicilio de los padres que tengan su guarda o custodia, o representantes legales, salvo autorización por escrito de éstos para residir en otro domicilio”. En este caso, el familiar debe autorizar el empadronamiento del menor.

Si alquilas una habitación, además de presentar los documentos anteriores, tienes que presentar el contrato en el que se especifique que solo alquila una habitación.

Qué pasa si te pillan

Estas situaciones se llevan produciendo desde hace años. En Sevilla, por ejemplo, sucedió el caso de que varios padres se unieron para desenmascarar a las familias que han hecho ‘trampas’ a la hora de apuntar a sus hijos al colegio. Contrataron los servicios de detectives para demostrar a la Dirección Provincial de Educación el fraude.

De hecho, lograron demostrar que los niños no vivían en los lugares donde acreditaron que estaban empadronados. Las familias se arriesgan a perder la plaza que habían conseguido de forma fraudulenta o incluso a sanciones administrativas.

El Defensor del Pueblo de Andalucía ya denunció en 2010 la situación que se vive en muchos municipios de la Junta. Aragón y Cataluña también ha recibido denuncias en sus Consejerías de Educación por estos motivos. 

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