Levantarse por la mañana, abrir la ventana y ver un hermoso paisaje es el sueño de los que vivimos en la ciudad frente a un feo edificio de hormigón. Sin embargo, para algunos es una realidad. Elevadas sobre postes o asentadas en acantilados, las viviendas de estos afortunados mantienen asombrosamente el equilibrio para ofrecer las mejores vistas de sus entornos.
Sus creadores se les han ingeniado para que parezcan estar de puntillas en mitad del bosque, sobre una ladera o incluso en el entorno urbano, permitiendo así a sus habitantes contemplar los alrededores desde una posición privilegiada.